martes, 29 de marzo de 2011

CONFERENCIA CULTURAS Y EDUCACIÓN

INVITADO: ADOLFO ALBÁN ACHINTE. Maestro en Bellas Artes – Especializado en Pintura de la Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Comunicación y Diseño Cultural de la Universidad del Valle. Doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar- Sede Quito Ecuador. Docente de planta del Departamento de Estudios Interculturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad del Cauca. INVITAN: Gobernación del Quindío -Secretaría de Cultura, y Universidad del Quindío - Facultad de Ciencias Humanas y Bellas Artes.

FECHA: MIERCOLES 30 DE MARZO DE 2011

HORA: 6:30 PM - ENTRADA LIBRE

LUGAR: AUDITORIO SIMÓN BOLÍVAR GOBERNACIÓN DEL QUINDÍO - 4o. piso

jueves, 24 de marzo de 2011

HOY, 24 DE MARZO INICIA PROGRAMA RADIAL

En el dial 102.1 de FM, se emitirá entre las 9 y 10 pm, a partir de hoy y mientras dure el diplomado el programa BIOCULTURA 20-22.  Les invitamos a que lo escuchen y retroalimenten con en el próximo taller sus impresiones sobre el mismo.

martes, 22 de marzo de 2011

DOCUMENTO DE ESTUDIO 2 CONFERENCIA 23 DE MARZO

EL PAISAJE COMO PATRIMONIO CULTURAL AMBIENTAL Y PRODUCTIVO /
ANÁLISIS E INTERVENCIÓN PARA SU SOSTENIBILIDAD

Adriana Gómez Alzate*



Introducción
El paisaje es determinante en la construcción de las culturas e identidades colectivas y es un importante instrumento de interpretación del territorio.

Para analizar la calidad ambiental del paisaje bajo criterios de sostenibilidad, se debe entender el paisaje de manera integral y holística, donde la valoración cultural de una comunidad en constante interacción con su ambiente, condiciona la dinámica particular de su desarrollo visual y espacial y, en consecuencia, determina la calidad ambiental deseable.
Tradicionalmente el territorio desde la perspectiva paisajística se ha entendido como paisaje natural o como paisaje urbano, por otra parte el paisaje cultural que los integra, es la huella del trabajo sobre el territorio, es el resultado de la acción de un grupo social sobre un paisaje natural, se define el paisaje cultural como el registro humano sobre el territorio. Un paisaje cultural es como un texto que se puede escribir e interpretar, pero así mismo reescribir constantemente.
El conocimiento y la divulgación del paisaje como patrimonio, promueve la conciencia ciudadana, favorece su sostenibilidad y aporta beneficios sociales, económicos y ambientales a la colectividad. El paisaje debe considerarse como un hecho de interés general, como patrimonio ambiental, cultural y productivo, y como una fuente inagotable de conocimiento en constante transformación que demanda cada vez mayor compromiso social.

Simbología espacios sociales en la visión holística del paisaje
Las formas de intervención y de apropiación del paisaje han estado condicionadas por la manera de ver y entender la naturaleza, en las que se refleja claramente la relación de los grupos sociales con el medio ambiente y su sistema de símbolos. En la cultura occidental se ha considerado la naturaleza como lo exterior al ser humano, lo cual se manifiesta básicamente en dos posiciones: el aislamiento o el dominio. La modernidad de occidente, en su intención de manipular e interpretar el mundo, se ha aislado del medio natural y el mundo civilizado es cerrado, controlado, lineal y estático. El arquitecto japonés Arata Isozaki afirma sabiamente que “…la clave que ha tenido el hombre para la percepción del espacio ha sido la naturaleza visible, y la manera en que esta interpretación ha sido hecha ha dependido fuertemente de las distintas visiones de la naturaleza y el cosmos que han prevalecido en los distintos períodos de la historia humana”.
En ese sentido se puede observar como la visión holística e integradora de la vida de las comunidades de la Antigua América, estuvo desde siempre al servicio de las comunidades hermanas, tanto humanas como naturales y divinas, que transmitieron su conocimiento como una urdimbre y buscaron en cada experiencia del presente su relación espacial y temporal. La armonía del conocimiento fue ampliamente expresada en el arte de las culturas prehispánicas, las cuales recrearon la estética y el sentido del cosmos unido a la arquitectura y el urbanismo, mediante símbolos básicos del ordenamiento vertical y horizontal del mundo; en ese concepto del arte americano, unido a la vida y a lo cotidiano, enaltecieron la naturaleza y tuvieron una relación de respeto y admiración por el paisaje.
En contraposición se evidencia una visión del paisaje estática y de dominio con la irrupción de la conquista por parte de la cultura europea en América, en la cual la imposición de la cuadrícula española que aún persiste en muchas ciudades y el crecimiento indiscriminado sobre el territorio que no se adecua a las características propias de los lugares, llevaron a las ciudades andinas a una sistemática y constante destrucción del paisaje que aún persiste. En estas ciudades, la cuadrícula ha jugado un papel muy importante en el inicio y en el posterior crecimiento urbano, pero a la vez sirvió como unificación y neutralización que refleja una forma de poder en un continente tan extenso y diverso geográfica y culturalmente.
En este proceso existió y sigue aún existiendo una dualidad en la relación ciudad paisaje, puesto que las dos visiones diferentes en la concepción del espacio mediadas por la condición del paisaje geográfico y la simbología de cada cultura, son de cierta forma opuestas. En occidente el paisaje se crea a partir de los volúmenes construidos, en América el paisaje enmarca la arquitectura de la ciudad y domina la escena urbana. La relación espacial de la ciudad europea con el paisaje es centrípeta, mientras que en América la relación es centrífuga. Se hace necesario entender esta doble concepción para conciliar la dualidad existente y retornar a una visión holística del paisaje para garantizar su sostenibilidad medioambiental.
En la Ecoregión Eje Cafetero las ciudades en general mantienen una dinámica de relación e intercambio con la región que puede generalizarse de la siguiente manera: las ciudades son centrífugas en cuanto a redes de comunicación e información, al crecimiento hacia una forma resultante cada vez más dispersa, a la producción industrial y a las ofertas recreativas de ocio; a la vez las ciudades son centrípetas en sus funciones comerciales y de servicios, a la producción agrícola, a la cultura y el deporte; se establece de esta manera las condicionantes fundamentales de su crecimiento y desarrollo. En la región denominada “Eje Cafetero” la relación entre campo y ciudad fue y sigue siendo muy estrecha, se han mantenido lazos no sólo de producción agrícola, sino también de relaciones humanas, de ocio y recreación.
Para hablar de los valores regionales, se parte del concepto que planteó L. Mumford[1] acerca de la estructura regional de la civilización; él dice que a medida que el nivel cultural se eleva, la naturaleza se convierte en un elemento más activo de su cultura, y la cultura, a su vez, se convierte en una segunda naturaleza. Lo importante en el conocimiento regional, es encontrar los procesos paralelos que proporcionan las representaciones de los ambientes naturales y culturales interrelacionados, considerados como conjunto.

El paisaje cultural
En la formación del paisaje, la cultura es el agente, el paisaje natural es el medio, y el paisaje cultural el resultado. Al referirse a los ambientes naturales y culturales interrelacionados, considerados como conjunto, dentro de los cuales el ser humano habita, L. Mumford habla acerca de la necesidad del ser humano como organismo, y define que su medio ambiente es la cultura y su cultura se convierte en su medio ambiente. “El organismo está implicado en el ambiente, no sólo en la dimensión espacial, sino así mismo en la temporal, mediante los fenómenos biológicos de la herencia y de la memoria; y en las sociedades humanas está conscientemente implicado debido a la necesidad de asimilar una herencia social complicada que forma, por así decir, un segundo ambiente”[2]. De esta manera, L. Mumford analiza cómo los seres humanos solo tienen acceso al ambiente externo por intermedio de la sociedad; para lograr que el ambiente exterior funcione de manera eficiente, debe enfrentarlo, apoderarse de él y asimilarlo, así funciona su naturaleza selectiva y su forma de supervivencia; de esta manera, el ambiente externo se incorpora al ambiente cultural.
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Nuestra capacidad para analizar la ciudad hoy en día, se encuentra limitada por la insuficiencia de los instrumentos analíticos y descriptivos tradicionales, como lo afirma G. Amendola, puesto que las culturas cambian más rápidamente que las estructuras que las soportan y la principal mutación es el rápido cambio que se ha dado en la sociedad en su conjunto, y no precisamente los cambios estructurales que la ciudad misma ha sufrido, aunque estos influyan en el comportamiento de sus habitantes. Los íconos son indispensables para vivir la ciudad de hoy; la clave de la idea de la imagen de la ciudad contemporánea, converge en la producción social de significados, a partir del deseo de situarse dentro de lo local y lo nacional, pero siempre enmarcado en lo global. Uno de los principales problemas de la ciudad hoy, es que la ciudad se está quedando sin memoria, pues siempre se intenta comenzar a construirla de nuevo desconociendo experiencias y aspectos culturales anteriores.
“Una ciudad sin memoria es una ciudad sin esperanza”, la ciudad es un tiempo comprimido donde la historia se contrae en la actualidad y en un mismo espaciotiempo podemos comprender su evolución y leer su historia; sin embargo, esto se va desdibujando cada vez más con fenómenos de globalización y especulación, los cuales reflejan su insostenibilidad en la producción de imágenes y en la comunicación gráfica del ambiente urbano contemporáneo.

La calidad ambiental del paisaje
En la apropiación social del espacio urbano se parte de dos conceptos básicos: El paisaje concebido en un sentido ambiental y holístico, como la globalidad de circunstancias visualizadas, limitado en el espacio y el tiempo. Y el vacío urbano como el lugar disponible que posibilita el movimiento, generador de las relaciones visuales y espaciales hacia el paisaje, dimensionado por la superficie envolvente de las fachadas donde el color y la gráfica ambiental, forman parte de la configuración del paisaje.
La calidad ambiental del paisaje urbano se encuentra seriamente amenazada y su insostenibilidad se evidencia en el constante deterioro que ha sufrido el patrimonio natural y construido, debido a la falta de valoración, protección y gestión del paisaje para su adecuado desarrollo y esto se presenta en el contexto latinoamericano con mayor impacto en ciudades de rápido crecimiento. El significado y la valoración del paisaje urbano es esencial para la planificación de las ciudades y constituye un punto de partida para determinar su calidad ambiental.
Al definir el concepto de calidad ambiental del paisaje es importante aclarar en qué sentido se habla de la calidad y establecer cómo medirla y evaluarla. Para esto Amos[3] Rapoport dice: “Podemos definir la calidad del entorno como el conjunto de propiedades simbólicas, perceptivas, cognoscitivas, así como de otras características similares que un grupo dado considera deseable”[4]. Es necesario conocer a fondo el grupo cultural que vive y valora un entorno específico para saber cómo éste afecta su acción sobre el paisaje y también entender el paisaje como determinante en la construcción de las culturas e identidades colectivas. La importancia del paisaje como instrumento de interpretación del territorio, se puede estudiar a partir de la valoración cultural de una comunidad en constante interacción con su ambiente, puesto que el paisaje condiciona la dinámica particular de su desarrollo visual y espacial y en consecuencia determina la calidad ambiental deseable.
La experiencia de una imagen es “un acto creador de integración”, donde los diferentes elementos percibidos son configurados en un todo orgánico, que tiene la potencialidad de restablecer la unión entre el ser humano y el conocimiento. Las ciudades se convierten en el principal soporte comunicativo de la imagen gráfica y centro generador de la comunicación por excelencia. Como lo afirma K. Lynch:
“Cualquier paisaje habitado es un medio de comunicación. Sus mensajes pueden ser explícitos o implícitos, simples o sutiles. Pueden ser emitidos por personas o por objetos…Los múltiples mensajes del medio ambiente afectan nuestra manera de actuar y conocer, nuestro desarrollo y nuestra satisfacción emocional y estética”[5].
La comunicación visual de la época contemporánea, requiere mecanismos apropiados para lograr una armonía con el espacio público, sin perjudicar las expectativas de información que requieren los ciudadanos. Lo que realmente interesa en la comunicación en el espacio público, es la simbolización fiable, suprimiendo aquella que induce a equívocos; igualmente, se debe procurar en el ambiente encontrar formas comunicativas que no abusen del poder de la imagen y que informen de una manera ética. El diseño de la gráfica aplicada al ambiente debe explorar de manera adecuada el diálogo y la negociación a través de códigos simbólicos comunes, para promover la recuperación de los espacios públicos, donde prime el bien común y el respeto para una mejor interacción ciudadana con el paisaje.
Los estudios sobre tazas perceptivas óptimas en el ambiente, han llegado a determinar que, al igual que la saturación visual, el exceso de estímulos perceptivos dificulta la asimilación de la información, también existen problemas por una falta de atención cuando estos no existen o son escasos, lo cual limita el proceso de aprendizaje del entorno. La complejidad visual en el ambiente es necesaria para lograr una mejor calidad del entorno; es por esto que tanto el caos como la monotonía visual, no son adecuados para una correcta asimilación de los estímulos visuales en el ambiente.
Diferentes estudios sobre percepción, han demostrado que los espacios agresivos condicionan comportamientos agresivos y por otra parte se ha comprobado que la determinación de tasas óptimas de densidad de actividades simultáneas y de información en los espacios urbanos, con estímulos perceptivos adecuados, son factores importantes en la planificación urbana.

La actitud ética frente al paisaje
En la búsqueda de caminos posibles, se ha llegado a la convicción de que para una visión sostenible del paisaje, es necesario plantear una actitud ética frente a él y no considerar únicamente al ser humano como simple espectador o contemplador pasivo, sino también participativo y responsable de sus actuaciones. En esa actitud ética frente al paisaje, como lo plantea Mathieu Kessler, permanece el viajero o paseante como el único con una relación auténtica y permanente con el paisaje[6].
Para lograr un acercamiento ético en la interpretación del paisaje, se propone una metodología de análisis que ofrezca herramientas de diseño para intervenciones locales eco-eficientes, que sumadas en el espacio-tiempo se puedan transformar en globales, como una alternativa natural de actuación y como estrategia de sostenibilidad del paisaje que posibilite potenciar su calidad ambiental, mantener la estabilidad en su metabolismo urbano y mejorar la calidad de vida en la ciudad. El concepto ampliado de paisaje considera su sostenibilidad a partir de su conocimiento pluridisciplinar.
Como resultado de la aplicación metodológica de análisis, se proponen algunas estrategias que posibilitan una actuación más ética en el paisaje, puesto que un público bien informado puede llegar a ser un instrumento importante para el cambio y el desarrollo armónico y sostenible del entorno[7].
  • Creación de espacios que posibiliten la interacción de la colectividad con el medio natural y el creado.
  • Educar al público para el adecuado uso y aprecio de los espacios públicos, pues el solo cambio físico no garantiza un cambio de actitud.
  • Fomentar la educación ciudadana para el conocimiento de deberes y derechos.
  • Propiciar nuevas formas de encuentro ciudadano.
  • Encontrar nuevas alternativas de información, comunicación e interacción ciudadana, para aprovechar el evidente potencial educador que tiene la ciudad.
  • Recuperar la capacidad de interpretación y de reacción positiva del individuo y la colectividad. Dar prioridad a los principios éticos de educación y de convivencia ciudadana y restringir el uso de la ciudad para la publicidad comercial o política.
  • Búsqueda y rescate de un verdadero espacio que no sea más escenario publicitario, sino el lugar de la cultura y la identidad local.
  • Lograr niveles perceptivos adecuados y evitar la saturación visual de la ciudad.
  • Exploración de hipótesis sobre la existencia de tasas perceptivas óptimas.

La intervención del paisaje
El análisis integral del paisaje a partir de su descripción, su interpretación y su valoración, nos permite una aproximación al conocimiento de su identidad particular, para lograr un modelo de intervención consecuente con su historia y su cultura. Las intervenciones en el paisaje deben tener un fundamento en los recursos culturales propios y buscar el beneficio de los residentes que pertenecen a cada territorio, porque son ellos los encargados de su funcionamiento y validación para dar continuidad al proceso que debe aportar a los propios habitantes.
Los residentes de un territorio son los principales recursos de un paisaje cultural y son ellos a partir de sus expectativas y de su fuerza creadora los que transforman un proyecto o una idea en realidades mediante sus actuaciones.
Como lo plantea Joaquin Sabaté[8] “en la identidad de cada territorio esta su alternativa” y es allí donde la historia y las tradiciones locales en la expresión y el uso del espacio son los recursos culturales básicos con los cuales se debe implementar una estrategia de acciones para que las iniciativas sean realmente exitosas.

En el proceso de intervención se deben definir claramente los objetivos y procurar por la preservación de los recursos preexistentes sean estos naturales o de la expresión cultural tangible o intangible. Para lograr un futuro acorde con la identidad de un paisaje se hace necesario crear un proyecto territorial como un modelo ideal que permita una coherencia en el tiempo. Joaquín Sabaté propone que en los paisajes culturales se deben realizar proyectos que desde la mirada integral:
1. Impulsen la cooperación de las comunidades locales
2. Desarrollen mecanismos de protección del patrimonio
3. Interpreten los recursos y las "historias" asociadas
4. Integren el patrimonio en los programas educativos locales
5. Hagan partícipes a los residentes del diseño del proyecto
6. Desarrollen un programa de revitalización económica
7. Establezcan vínculos físicos e interpretativos entre los recursos

Un territorio sin proyecto es muy vulnerable y no aprovecha las ventajas de un turismo que puede ser respetuoso si existen conciencia en del valor que representa para las comunidades. Saber narrar una historia por medio de un recorrido y tener un proyecto claro que lo sustente es poner en valor los recursos patrimoniales del paisaje al servicio de la comunidad.
En conclusión, investigar en el campo de los símbolos es un deber fundamental de los planificadores y diseñadores para lograr el desarrollo sostenible del entorno y estrechar los vínculos entre el mundo de los símbolos y el de las formas. En el colectivo ciudadano existe el universo asociativo, que se construye a partir de la cultura y de las experiencias anteriores; por otra parte, existe el universo perceptivo que es lo directo, el mundo de las cosas y las formas. Las intervenciones en el paisaje de los últimos años han demostrado que existe un fuerte abismo entre el universo asociativo y el universo perceptivo[9]. En toda transformación de un paisaje subyace un modelo de vida sobre otro, y es necesario identificar un modelo de vida nuevo que genera nuevos paisajes donde se integren la naturaleza y la cultura.
El paisaje por su condición ambiental natural y cultural no puede ser modificado con las herramientas convencionales de planificación y es allí donde se encuentra la dificultad en la formulación de políticas y normativas para la planificación donde se dan soluciones exclusivamente a los problemas físicos y funcionales del ambiente y no se integran aspectos como los sicológicos y los estéticos. Esto lleva a la necesidad de plantear desde la comunicación para la educación ciudadana, acciones encaminadas a educar visualmente a la comunidad, como una estrategia que permite el reconocimiento de deberes y derechos ciudadanos, que confronten a quienes abusan y explotan sistemáticamente el paisaje y que fomente en la comunidad y los individuos los valores de un paisaje de calidad y los beneficios presentes y futuros del mejoramiento de las condiciones ambientales del entorno.

Bibliografía
AMENDOLA, Giandomenico. La ciudad postmoderna. Magia y miedo de la metrópolis contemporánea. Madrid: Celeste Ediciones, 2000.
DEBRAY, Regis. Vida y muerte de la imagen. Historia de la imagen en occidente. Barcelona: Paidós. 1994.

GÓMEZ, Alzate, Adriana. Tesis doctoral. Propuesta conceptual y metodológica para el análisis, diseño y planificación de la sostenibilidad urbana del paisaje en ciudades de media montaña andina.  Experimentación en Manizales, Colombia. Universidad Politécnica de Cataluña / Doctorado en Sostenibilidad, Tecnología y Humanismo / Barcelona , Julio de 2010.

JACOBS, Jane. Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid: Península, 1967.

LYNCH, Kevin. Managing the Sense of a Region. Cambridge Massachusetts: The MIT Press, 1976
(Trad. Rodrigo Cortés. Administración del paisaje. Bogotá: Editorial Norma, 1992).

MUMFORD, Lewis. La cultura de las ciudades. Buenos Aires: Emecé, 1957.

RAPOPORT, Amos. Aspectos de la calidad del entorno. Barcelona: Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y Baleares, 1974.

SALMONA, Rogelio, ARCILA, Claudia Antonia. Tríptico Rojo. Conversaciones con Rogelio Salmona.Aguilera, altea, Taurus, Alfaguara, S.A., Bogotá, 2007.

SCHNEBLI, Dolf. Sam-Schebli Ammann Menz. Berlín: Birkhäuser Verlag, 1998.

VENTURI, Robert, IZENOUR, Steven y SCOTT, Dense. Aprendiendo de Las Vegas: El simbolismo olvidado de la forma arquitectónica. Barcelona: Gustavo Gilli, 1978.

VIRILIO, Paul. Cybermonde, la politique du pire. Les éditions Textuel, 1997 (Trad. Mónica Poole. El
Cibermundo, la política de lo peor. Madrid: Ediciones Cátedra, Colección Teorema, 1997).

CITAS
[1] MUMFORD, Lewis. La Cultura de las Ciudades. Buenos Aires: Emecé Editores, 1957
[2] Op.cit, p. 381.

[3] AMENDOLA, Giandomenico. La ciudad postmoderna. Magia y miedo de la metrópolis
contemporánea. Madrid: Celeste Ediciones, 2000.

[4] RAPOPORT, Amos. Aspectos de la calidad del entorno. Barcelona: Colegio Oficial de Arquitectos deCataluña y Baleares, 1974.

[5] LYNCH, Kevin. Managing the Sense of a Region. Cambridge Massachusetts: The MIT Press, 1976 (Trad. Rodrigo Cortés. Administración del paisaje. Bogotá: Editorial Norma, 1992).

[6] KESSLER, M. Le paysage et son ombre. Paris : Presses Universitaires de France, 1999 (Trad. Fernando González. El paisaje y su sombra. Barcelona: Idea Books, 2000).

[7] GÓMEZ, Alzate, Adriana. Tesis doctoral. Propuesta conceptual y metodológica para el análisis,
diseño y planificación de la sostenibilidad urbana del paisaje en ciudades de media montaña andina. Experimentación en Manizales, Colombia. Universidad Politécnica de Cataluña / Doctorado en Sostenibilidad, Tecnología y Humanismo / Barcelona , Julio de 2010.

[8] SABATÉ, Joaquín. De la preservación del patrimonio a la ordenación del paisaje: intervenciones en paisajes culturales en Latinoamérica. 1º Encuentro sobre Paisajes Culturales “Los paisajes culturales: su comprensión, protección y gestión”. AECID Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Cartagena de Indias, 19 de Octubre de 2010.

[9]  Este tema se encuentra ampliamente estudiado por Amos Rapoport en: Aspectos de la calidad del entorno. Barcelona: Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y Baleares, 1974; Aspectos humanos de la forma urbana: Hacia una confrontación de las Ciencias Sociales con el diseño de la forma urbana, Barcelona: Editorial Gustavo Gilli S.A., 1978, y History and Precedent in Environmental Dsign. New York and Lodon: Plenum Press, 1990.

DOCUMENTO DE ESTUDIO CONFERENCIA 23 DE MARZO

LA CALIDAD DEL PAISAJE Y SU SOSTENIBILIDAD
EN CIUDADES DE MEDIA MONTAÑA ANDINA
Adriana Gómez Alzate


INTRODUCCIÓN
El estudio de la calidad ambiental urbana del paisaje se presenta en el contexto de las ciudades de media montaña andina como un aspecto fundamental para su conservación, mejoramiento y adecuada evolución, puesto que la relación simbiótica entre paisaje natural y construido es un factor estructural de gran valor social y ambiental, que hace indispensable la toma de decisiones de planificación consecuente con este hecho geomorfológico, medioambiental y de identidad cultural, que se ve seriamente amenazado por falta de criterios de intervención, que puedan ser aplicados a los planes, con el fin de cualificar el paisaje como un asunto vital y de interés patrimonial, y planificar las acciones necesarias para su adecuada sostenibilidad urbana.

Las ciudades andinas que se han desarrollado en topografías difíciles y han crecido rápido y de manera poco consecuente con sus características geomorfológicas presentan una inapropiada ocupación del territorio debido a una fuerte modificación de la topografía, tanto por obras de infraestructura vial, como por conjuntos masivos de vivienda planificada. Además,  la excesiva explotación del suelo y la alta especulación inmobiliaria debido a la escasez de terrenos aptos para la construcción, sumado a la urgencia de ocupación de viviendas que crecen de manera espontánea en las periferias sobre terrenos de fuerte topografía, han llevado a una situación de insostenibilidad por la destrucción del paisaje natural, el consecuente incremento de la vulnerabilidad del terreno y el deterioro de las condiciones originales de habitabilidad y aprovechamiento del paisaje.

Esta insostenibilidad en el crecimiento de las ciudades andinas, se ha incrementado con el deterioro general del espacio público que sufren las ciudades latinoamericanas contemporáneas, por una visión equivocada de desarrollo, donde la construcción de vías vehiculares prima frente al crecimiento, control y regulación de los espacios verdes y de uso peatonal, pues en esta visión son más importantes los intereses particulares y comerciales de unos pocos, que el bien común de los ciudadanos. El deterioro de la calidad urbana del paisaje ha aumentado además por la saturación y mal manejo de la información y la comunicación en el medio ambiente urbano, que sumado al rápido crecimiento de la cultura informal y a la falta de mejoramiento de las edificaciones en los centros urbanos, han llevado a la consecuente pérdida de las calidades deseables del paisaje urbano para un adecuado disfrute de los espacios de encuentro ciudadano.

En general se puede afirmar que la calidad ambiental del paisaje urbano de montaña se encuentra seriamente amenazado y su insostenibilidad se evidencia en el constante deterioro que ha sufrido el patrimonio natural y construido, debido a la falta de valoración, protección y gestión del paisaje para su adecuado desarrollo y esto se presenta en el contexto latinoamericano con mayor impacto en ciudades de rápido crecimiento.

Si se reconoce la calidad ambiental del paisaje como necesidad básica, se podrán formular alternativas de intervención de manera integral para propiciar su desarrollo sostenible, y para avanzar hacia su sostenibilidad urbana, el paisaje debe considerarse como patrimonio ambiental, cultural y productivo, como una fuente inagotable de conocimiento en constante transformación que se debe conservar e intervenir de forma integral para interactuar adecuadamente con los grupos sociales que lo habitan. El conocimiento y la divulgación de los valores patrimoniales del paisaje mejora la conciencia ciudadana que unida a una visión
profesional consecuente favorece la sostenibilidad de la calidad ambiental urbana del paisaje y aporta beneficios sociales, económicos y ambientales.

CONCEPTOS BÁSICOS
El paisaje concebido en un sentido ambiental y holístico, como la globalidad de circunstancias visualizadas, limitado en el espacio y el tiempo.

El vacío urbano como el lugar disponible que posibilita el movimiento, generador de las relaciones visuales y espaciales hacia el paisaje, dimensionado por la superficie envolvente de las fachadas donde el color y la gráfica ambiental, forman parte de la configuración del paisaje.

La estructura del sistema visual del paisaje compuesta por elementos espaciales y temporales que interactúan como una unidad sistémica, donde los elementos espaciales son fijos y estables, se modifican lentamente mediante procesos, son contenedores de la escena urbana y son susceptibles de ser proyectados; mientras que los elementos temporales, son cambiantes y mutables, están contenidos en los elementos espaciales, se modifican rápidamente por períodos cortos y se transforman por ciclos, por lo cual no pueden ser proyectados de manera convencional.

El significado y la valoración del paisaje urbano es esencial para la planificación de las ciudades y constituye un punto de partida para determinar la calidad urbana del paisaje.
  • La percepción del paisaje. Diferentes estudios sobre percepción, han demostrado que los espacios agresivos condicionan comportamientos agresivos. Se ha comprobado que la determinación de tasas óptimas de densidad de actividades simultáneas y de información en los espacios urbanos, con estímulos perceptivos adecuados, son factores importantes en la planificación urbana.
  • El color en el paisaje natural y construido constituye una fuente de conocimientos y es importancia en la interpretación de la información en el paisaje. La expresión del color se manifiesta de una manera consecuente con la cultura, los aspectos ambientales, atmosféricos y las determinantes cromáticas de paisaje, que condicionan fuertemente el uso del color en cada contexto urbano.

METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE LA CALIDAD AMBIENTAL URBANA DEL PAISAJE
Teniendo como ejes fundamentales el paisaje y el vacío urbano, se propone un instrumento de análisis que posibilita el cruce de las diferentes relaciones visuales y espaciales. Se define en cada escala de actuación su conceptualización en cuanto a la interrelación dentro del sistema visual y holístico del paisaje y se establece su condición de sistema, a partir de la estructura de sus partes constitutivas, sus diferentes componentes perceptivos, la valoración en su comportamiento como sistema y la dinámica en su desarrollo, para establecer cinco pasos así:
  1. Una definición conceptual, como base fundamental en el conocimiento del contexto espacial y temporal en el cual se actúa.
  2. Una descripción general de la estructura del sistema, a partir de la identificación de su funcionamiento, la clasificación de sus partes constitutivas y sus relaciones.
  3. Una interpretación de los componentes perceptivos del sistema, definidos por medio de la visión como base para conocimiento del entorno y de la configuración espacial-sensorial.
  4. Una valoración del comportamiento del sistema, a través de sus principales características, y de su cualificación.
  5. Un diseño de la dinámica del sistema, en cuanto a la tendencia a la estabilidad en su evolución.

DESARROLLO SOSTENIBLE DEL PAISAJE EN CIUDADES DE MEDIA MONTAÑA ANDINA
En el análisis de la calidad ambiental urbana del paisaje, bajo criterios de sostenibilidad, se debe entender el paisaje como fragmento espacio-temporal de manera integral y holística, que incluye el contexto geográfico, los lugares abiertos de la ciudad, el color, la luz y la gráfica ambiental, como elementos constitutivos de un sistema con una estructura y unos componentes perceptivos específicos, donde la valoración cultural de una comunidad en constante interacción con su ambiente, condiciona la dinámica particular de su desarrollo visual y espacial y en consecuencia determina la calidad ambiental deseable.

Para el logro de calidad paisajística es necesario partir principalmente de las aspiraciones de la colectividad en lo que se refiere a las características paisajísticas deseables de su entorno, que definen la pertinencia de cada unidad de paisaje estudiado. La propuesta de medidas y acciones necesarias para lograr los objetivos de calidad paisajística definen la eficiencia de la gestión, que garantizará su funcionalidad interna y la eficacia será el camino trazado que permitirá que los objetivos sean sostenibles en el tiempo y se adapten a diferentes circunstancias.

La problemática del conflicto entre ciudad y paisaje en la época contemporánea, plantea dos  escenarios posibles para la toma de decisiones sobre las medidas y las acciones para el mejoramiento de la calidad del paisaje y su sostenibilidad urbana en ciudades de media montaña andina.
El primer escenario se refiere al proceso de diseño urbano para el desarrollo sostenible del paisaje, que debe partir primordialmente de la determinación del paisaje como patrimonio ambiental, cultural y productivo, lo cual posibilitaría no solo su conservación, sino también su aprovechamiento y disfrute ciudadano. Para esto es necesario que se propongan acciones desde la planificación con criterio de sostenibilidad urbana, que permitan valorar el paisaje en su integralidad, con intervenciones puntuales y con desarrollos eco-eficientes que garanticen el mejoramiento y la recuperación de los espacios de uso público.

En este sentido se hace necesario plantear parámetros desde el diseño para el mejoramiento de la calidad ambiental urbana del paisaje y su metabolismo urbano, que faciliten la continuidad y transformación en el tiempo de los elementos constitutivos del paisaje urbano, con una visión sistémica de la ciudad como un organismo cambiante y mutable.

El paisaje como patrimonio ambiental, cultural y productivo: Para el reconocimiento integral del paisaje como patrimonio, es importante tener en cuenta que el paisaje condiciona la vida social y mutuamente, el paisaje es la condición permanente de interacción de la sociedad. Los valores atribuidos al paisaje tienen variaciones coyunturales y locales que imposibilitan considerarlo como un objeto estable del ambiente. Es por esto que para considerar la sostenibilidad del paisaje, es necesario el conocimiento del paisaje de manera holística y esto impide suponer a la ciencia como la única solución a los problemas del ambiente. Se requiere, para un amplio espectro en la concepción del paisaje como patrimonio, buscar un enfoque más humano, sostenible y consecuente con el medio ambiente, donde las acciones que afectan el entorno, se planteen con una visión de ecoeficiencia humana y donde los principios de respeto por el entorno dan importancia fundamental al ser humano y su relación armónica con su contexto natural y cultural.

Planificación para el desarrollo de la sostenibilidad urbana del paisaje: El paisaje considerado como un sistema holístico, es un fragmento de la habitabilidad del medio global, que mediado por la percepción, ofrece un conocimiento objetivo y una valoración de un espacio-tiempo, dentro de un ambiente geográfico y urbano, cambiante y abierto, en constante interacción. En los procesos de transformación de la estructura visual del paisaje, al integrar dos disciplinas, la geografía y el urbanismo, es importante tener en cuenta que el espacio habitable es susceptible de ser transformado mediante planes y estrategias de diseño y el territorio tiene la posibilidad de ser proyectado, pero si el espacio es posible diseñarlo, el paisaje por su condición ambiental natural y cultural no puede ser modificado con las herramientas convencionales de planificación.

Parámetros desde el diseño para el mejoramiento de la calidad ambiental urbana del paisaje: Para los diseñadores el estudio de la percepción del ambiente constituyen un punto de partida importante para la planificación del paisaje urbano, ya que se ha demostrado la necesidad de un cierto grado de complejidad perceptiva y el rechazo por parte de los usuarios de imágenes monótonas y caóticas. Las tazas perceptivas óptimas en el ambiente, han llegado a determinar que, el exceso de estímulos perceptivos, dificulta la asimilación de la información, también existen problemas por una falta de atención cuando estos no existen o son escasos. Es necesaria para lograr una mejor calidad del paisaje, lograr un equilibrio perceptivo para una adecuada asimilación de los estímulos visuales en el ambiente y contribuir con su desarrollo sostenible.

En segundo escenario se relaciona con las estrategias para la sostenibilidad urbana del paisaje, que desde la complejidad urbana requiere miradas diferentes a las convencionales por la dificultad en la formulación de políticas y normativas para la planificación donde se dan soluciones exclusivamente a los problemas físicos y funcionales del ambiente y no se integran aspectos como los sicológicos y los estéticos. Esto lleva a plantear desde la comunicación para la educación ciudadana, acciones encaminadas a educar visualmente a la comunidad, como una estrategia que permite el reconocimiento de deberes y derechos ciudadanos, que confronten la explotación del paisaje y que fomente en la comunidad y los individuos los valores de un paisaje de calidad y los beneficios presentes y futuros del mejoramiento de las condiciones ambientales del entorno.

Para el logro de estos planteamientos se hace indispensable la definición de estrategias desde la gestión ambiental del paisaje urbano, en cuanto a generación de proyectos, manejo de recursos y compromisos ciudadanos, que fomenten el logro de los objetivos de la calidad ambiental urbana del paisaje.
Estrategias para la sostenibilidad del paisaje desde la complejidad urbana. Reconocer la complejidad de la forma urbana a través de la percepción de patrones simples.
. Integrar los conocimientos del comportamiento de los sistemas a las aplicaciones estéticas en todos los ámbitos de actuación en el paisaje.
. Partir del análisis cualitativo del conjunto y no únicamente de elementos aislados o de datos técnicos establecidos.
. Tener en cuenta la escala de observación y el contexto, para medir el grado de complejidad visual de un paisaje.
. Definir grados de saturación visual y establecer rangos óptimos de acuerdo con una escala valorativa relativa al carácter cultural y visual de cada lugar.
. Centrar fundamentalmente los estudios del paisaje, en la educación visual- ambiental del público.
. Conocer la identidad de los lugares e incentivar la participación ciudadana como factores que permiten un desarrollo armónico en el tiempo.
. Integrar en el desarrollo de los planes, la participación de diverso tipo de actores como artistas, diseñadores o ciudadanos del común, con otra sensibilidad y apreciación diferente de la visión experta y científica de los profesionales.
Estrategias para la sostenibilidad del paisaje desde la educación ciudadana
. Un público bien Informado puede llegar a ser un instrumento importante para el cambio y el desarrollo armónico y sostenible del entorno.
. Creación de espacios que posibiliten la interacción de la colectividad con el medio natural y el creado.
. Educar al público para el adecuado uso y aprecio de los espacios públicos, pues el solo cambio físico no garantiza un cambio de actitud.
. Fomentar la educación ciudadana para el conocimiento de deberes y derechos.
. Propiciar nuevas formas de encuentro ciudadano.
. Encontrar nuevas alternativas de información, comunicación e interacción ciudadana, para aprovechar el evidente potencial educador que tiene la ciudad.
. Recuperar la capacidad de interpretación y de reacción positiva del individuo y la colectividad
. Dar prioridad a los principios éticos de educación y de convivencia ciudadana y restringir el uso de la ciudad para la publicidad comercial o política.
. Búsqueda y rescate de un verdadero espacio que no sea más escenario publicitario, sino el lugar de la cultura y la identidad local.
. Lograr niveles perceptivos adecuados y evitar la saturación visual de la ciudad.
. Exploración de hipótesis sobre la existencia de tasas perceptivas óptimas.
. Estrategias para la sostenibilidad del paisaje desde la gestión ambiental
. Elaborar propuestas de planificación y gestión del paisaje urbano, que garanticen su conservación y mejoramiento.
. Establecer un marco legal de protección del paisaje urbano, donde se definan derechos y deberes para lograr el bienestar individual y colectivo de sus habitantes
. Analizar las funciones que cumple el espacio verde para la ciudad y cuál es su valor dentro de la memoria personal y/o colectiva de la gente que lo frecuenta.
. Observación de formas regulares de equilibrio o conflicto, resultado de la coexistencia temporal y/o espacial en puntos muy concretos de el verde urbano.
. Fomentar el compromiso institucional y ciudadano para la búsqueda de recursos económicos.
. Establecer mecanismos apropiados para lograr armonía en el espacio público, sin perjudicar las expectativas de información que requieren los ciudadanos.
. Encontrar soluciones acordes con las necesidades informativas de los comerciantes, sin perjudicar la calidad arquitectónica de las edificaciones y del entorno patrimonial.

Reflexiones
Para posibilitar la sostenibilidad urbana del paisaje en ciudades de media montaña andina, es necesario entender el paisaje como determinante en la construcción de las culturas e identidades colectivas y su importancia como instrumento de interpretación del territorio.

Para analizar la calidad ambiental urbana del paisaje bajo criterios de sostenibilidad, se debe entender el paisaje como un fragmento espacio-temporal de manera integral y holística, donde la valoración cultural de una comunidad en constante interacción con su ambiente, condiciona la dinámica particular de su desarrollo visual y espacial y, en consecuencia, determina la calidad ambiental deseable.
El conocimiento y la divulgación del paisaje como patrimonio, promueve la conciencia ciudadana, favorece su sostenibilidad urbana y aporta beneficios sociales, económicos y ambientales a la colectividad.
El paisaje debe considerarse como un hecho de interés general, como patrimonio ambiental, cultural y productivo, y como una fuente inagotable de conocimiento en constante transformación que demanda cada vez mayor compromiso social.

Fuente : GÓMEZ ALZATE, ADRIANA. Tesis doctoral. PROPUESTA CONCEPTUAL Y METODOLÓGICA PARA EL ANÁLISIS, DISEÑO Y PLANIFICACIÓN DE LA SOSTENIBILIDAD URBANA DEL PAISAJE EN CIUDADES DE MEDIA MONTAÑA ANDINA. Experimentación en Manizales, Colombia.

Directora: Ph. D. LUZ STELLA VELÁSQUEZ BARRERO. Codirector: Ph. D. JAVIER ÁLVAREZ DEL CASTILLO. Universidad Politécnica de Cataluña / Doctorado en Sostenibilidad, Tecnología y Humanismo / Barcelona , Julio de 2010.